Este exprimidor de limones de
Lékué me lo regaló
Arancha el fin de semana pasado.
El miércoles lo llevé a clase de Dibujo Artístico dentro de una bolsa negra de plástico. De uno en uno, los alumnos metían la mano, tocaban el objeto, sin haberlo visto y lo dibujaban después. Tenían que fijarse en la forma, en las proporciones, en las diferentes partes...
El ejercicio estuvo muy bien porque ninguno sabía lo que estaba tocando, excepto Cristina que lo había visto en una ferretería, así que tenía que agudizar el sentido del tacto.
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