Ni se os ocurra ir a verla.
Afortunadamente la película se estropeó dos veces. Así que salimos y les dijimos que nos devolvieran el dinero.
Antes de empezar la película habló el director, Richard Jordan, en la sala del cine. Nos contaba que había hecho la película en once días, que los actores no se tuvieron que aprender un guión porque él quería un cine experimental en el que los protagonista actuaran con frescura.
¡Qué valor! Algunos se creen que por llevar la cámara en el hombro y marear al espectador ya se le puede llamar experimental.
La sangre es de color magenta, la protagonista repite, en una ocasión, la misma frase porque no sabe qué decir, ... Lamentable que traigan una película así a un festival de cine. Y eso que no he empezado a ponerle verde, que cuando empiece...
Ahora mismo me voy al Calderón a ver dos.